FLORENCIA, CUNA DEL RENACIMIENTO

Florencia, cuna del renacimiento.

Hoy, Elena, una estudiante de Speak & Fun que se fue tres semanas a Florencia, nos cuenta como su experiencia, sus flechazos:


Al llegar a Florencia, la primera impresión que tuve fue la de una verdadera ciudad museo, ¡hasta  la piedra parece ser preciosa! Florencia forma parte del patrimonio mundial de la humanidad, con esto se dice todo. Enriquecida por familias de banqueros, Florencia, a lo largo de su historia, no paró de llenarse de tesoros  y de crear su propia historia.

Florencia fue la cuna del Renacimiento (1401) y de los mayores artistas de toda la historia. Donatello, Brunelleschi, Botticelli, Leonardo De Vinci, Dante… nacieron en Florencia y allí encontraron inspiración y genio. Pero la ciudad debe su notoriedad a una familia importante: los Medicis. Aquella dinastía de duques y archiduques reinó sobre la Toscana durante más de siete generaciones, creando su propia moneda, el florín de oro y ofreciendo dos reinas a Francia. Escultores, arquitectos, pintores y pensadores se sublimaron para hacer de Florencia lo que es hoy: un joyero de talentos, obras maestras e historia. Los tesoros se encuentran por toda la ciudad. Imposible ver todas las iglesias (más de 150), catedrales, palacios, museos, exposiciones… en un fin de semana. Hay que elegir dentro de la lista de los imprescindibles:

Primero, tres obras maestras reunidas en la plaza del Duomo: el campanillo di Giotti, el Baptisterio de San Juan Bautista y el Duomo de la catedral desde donde se disfruta de las mejores vistas de la ciudad. Imprescindible también pasar por la galería Degli Uffizi donde los enamorados de Botticelli, Miguel Ángelo, Raphael o Leonardo De Vinci se emocionarán.

El Palacio Pitti inspiró a Maria de Medicis para construir en París el Palacio de Luxemburgo. En este museo hay que levantar la mirada al techo para no perderse nada: Tiziano, Tintoreto, Rubens, Raphael comparten sus paredes. El jardín de Boboli dominando el palacio permite descansar y relajarse en un entorno muy bonito.

Las compras florentinas merecen también la pena: creadores, joyeros, zapateros, marroquinería, moda…  imprescindibles son via de Tornabuoni, via dellla Vigna Nuova y via degli Strozzi.
El puente  Vecchio, construido en 1345, alberga desde hace siglos a artesanos joyeros. Cruzarlo permite tener una vista impresionante de la ciudad, sobre todo, al final de la tarde cuando el sol se esconde detrás de Florencia (uno de mis momentos preferidos cuando era pasear por las calles sin rumbo) será mi lado romántico... Florencia abriga la mitad de las obras de arte conservadas en Italia, por eso es inútil pensar que se podrá ver todo en una sola visita. La única solución: volver, ¡una y otra vez!


Pasé tres semanas fantásticas, perdida en un entorno artístico incansable. Así, le recomiendo a cualquier persona la cual le guste aprender idiomas y conocer mundo, que realice un curso de italiano en Florencia en la escuela de italiano de florencia, donde a parte de aprender, conocera un bellísimo lugar, repleto de arte por todas sus partes.

Hasta pronto viajeros!